Además, para ayudar a estas comunidades, nos ofrecían que compráramos una caja elaborada decorando tapas de cajas de folios, en la que había un paquete de café y varios productos ecológicos que habían elaborado ellos y sus familias: jabón, deso
dorante, pasta de dientes, enjuague bucal, aceite y vino, todo ello ecológico, una película, un CD con información y una camiseta que habían pintado a mano.
No sé si les merecería la pena el esfuerzo, desde una óptica mercantilista, pero seguro que les había apetecido y sacaron algún dinero que enviar para apoyar proyectos comunales, a la vez que nos contaron una historia de la que todos aprendimos algo.
Iniciativas como esta resultan gratificantes y devuelven la esperanza y la confianza en el movimiento de las personas. Fue un domingo agradable, en el que la mañana de amenaza de lluvia se volvió tarde de sol, y muy bien aprovechado.
Experiencias como esta no son difíciles de organizar (aunque la preparación de las cajas les supuso mucho trabajo y se pueden barajar otras alternativas, como sólo camisetas). Si os interesa replicarla o realizar algo relativo a vuestra causa, también podéis preparar un blog yuna lista de correo, que os permitan que la información se pueda difundir más rápidamente y llegar más lejos, y así hacer que realidades tan alejadas como la de México se nos acerquen a nuestro ambiente, dándonos más posibilidades de actuar.
¿Nos animamos?